expr:class='"loading" + data:blog.mobileClass'>




Mírame.

No dejes de contemplarme.

Disécame.
Diseca el océano que envuelven tus penas.

Cédeme el turno y salta de párrafo.
Y a ciegas, párpados caídos, y derramados de dolor, rabia y miedo;
inundan lo nunca infinito, no cesan ni ceden.

Como nos gusta resbalar y alardear de futuras victorias.
Como te prende verte, hacerte y quererte, sobretodo quererte, 
no lo niegues;
no te atrevas.

De día, de noche, de entretiempo, de frente, de espaldas, de hostias y de los malditos:

- No quiero volverte a ver.
- Tan lejos de mi.

Un ayer, de pasado, a las 2:01.

Como te comes, con la mirada y sin tapujos, sin prejuicios y conmigo.
Como te elevas al cielo, a Madrid y a todo lo que te coloque, conmigo.
Como te empapas y te estampas y te rasgas y te enredas; conmigo,
y como te siento, y me sientes, contigo.

Mírame.
Con certeza, pupila sobre pupila y tu eco en mí. 

Cuando ya no quede nada, tú, ¿quedarás tú?

Un hoy, de ayer, a las 2:07.

Recítame, ¿atropellarás a la existencia, a la mía, a la del bar de siempre, esta madrugada? 
¿O este insomnio, tan sólo, te dejarás caer, y que sea el vacío quien emprenda la revuelta? 

Y me recitó.

Quien no muere, al menos, un crepúsculo al día, 
nunca entenderá lo que respirar entraña.

*respirar: primera persona del singular de sobrevivir. 

Quien no busca poesía.
Quien no suplica poesía en cada polvo, 
suicida cada luna llena, y llora a solas lo que ríe en píe.

Quien no (te) siente poesía en cada roce, no es quien para versarte. 

Un mañana, de hoy, a las 2:13.

Mírame.
Con los ojos bien sellados y tu boca, 
tu boca eternamente en mí.

¿Cuando exilie mi guerra, me harás fuego, en tu arropo? 
¿Me arroparás en fuego, en ti? ¿Me harás en ti, contigo?

Y caí, 
feliz
en tu
razón. 




Texto y fotografías originales, de mi ser.




No hay comentarios:

Publicar un comentario