Soy jodidamente increíble en dejar textos a medias,
posos de café abandonados y tus versos a medio hacer.
Sorbo a sorbo.
Polvo a polvo.
Verso a verso.
Y tu vaivén devolviéndome la vida;
calada a calada.
Marzo se ha dejado caer sobre mí,
como la furia del mar acaba recorriéndonos a todos los que navegamos entre sus horas prohibidas.
Marzo me ha dejado al volante y sin freno;
con el alma bien anclada a mis alas.
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