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Efímera.

Ya no nos queda nada más que años a cuestas 
y los pedazos de tu taza de café favorita estallados contra el suelo.

Esto no es poesía, 
ni nada por el estilo, 
ni pretende significar algo, 
ni siquiera tiene razón de ser 
o ganas de existir hoy.

Pero, ¿acaso no debe ser así?

¿No es como todos nosotros? Todos los que alguna vez hemos soñado despiertos en mitad de una multitud, en el metro o en una clase de universidad, deseando no estar allí, ni en ningún sitio.

Sentada sobre la madera roída por los años de la buhardilla que lleva tallada mi nombre, por imposición mía, por mi única y egoísta voluntad, tan sólo por ser el único recoveco capaz de recordarme que siempre existe ese sitio al que no dejarás de llamar hogar, ese espacio seguro al que siempre puedes volver sin pensar cual será el olor que te recibirá o el cosquilleo que te perseguirá. Tan sólo puedo ver recuerdos en sus paredes, también de madera vieja, y libros y libretas que quizás alguien nunca completó. Leves rayos de sol entran por las rendijas que dejan ver las amarillentas persianas, una caja de papel pintado con cubiertos de plata que nadie recogió, reflejan sobre mi piel las 3 del mediodía. Veo tantos objetos abandonados y usados, que siento que ni siquiera aunque lo intentara sería capaz de contarlos, porque quien se sabe tantas historias sin liar unas con otras. Quizás esa radio antigua siga siendo capaz de envolverme como si del sonido de una maquina de escribir se tratara, o si mis pies, descalzos y sucios, siempre desde que pise por primera vez, fueran capaces de subir algún que otro escalón. 

Restos de noviembre en el cierre de marzo, agonizando el amanecer de Abril, y mi pelo cada vez más corto y menos mío, y más nuestro. Quédate a vivir conmigo. Siempre he soñado con vivir en una buhardilla en mitad de una calle principal, llena de gente, pero a ratos, vacía, pura y vacía, de alguna capital del mundo o de tu pecho, da igual. Que más da, si al final, sólo nos quedará el recuerdo de cuando escuchamos por primera vez nuestros acordes preferidos de la canción que todos odian, pero tú, tú también la odias. 













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