SUSURROS EN BLANCO Y NEGRO

- B A S I C -

4.02.2015

Cada vez que parpadeo se me escapa una vida, como quien vive de la lluvia en un mundo de sequía.

Cada vez que respiro se me inundan los ojos de guerras, como quien sonríe a la muerte once veces en un segundo.

Cada vez que busco el mes de Febrero, se me pierde el de Enero, como quien no encuentra su camino y da tumbos por esos callejones sin salida, que no aparecieron jamás en el mapa de tu espalda.

Cada vez que doy un paso adelante, se me olvida a donde voy, como quien baila sobre la arena ardiendo; ardiéndole el alma.

Cada vez que muerdo los amaneceres se me rompen los esquemas, como quien araña la pared, por las garras que no dejan de abrir sus heridas.

Cada vez que despierto y el mundo sigue a oscuras como si no quisiera abrir sus puertas, se me cae la luna encima, como quien se aferra al taxi que perdió y nunca llegó a coger.

Cada vez que te quiero, se me va el tiempo, como quien saborea el momento que nunca vivió y olvida el que sucedió.

Cada vez que vuelve el invierno me arden las venas como quien escucha la canción que aborreció hace años y la descubre como aquel inocente niño que aprende su primera suma, o su primera resta; como este juego al que jugamos todos, en el que todos participamos pero nadie gana, unos se dedican a sumar y otros a restar. ¿Qué más da? Cada vez que sumo, pierdo la cuenta y se me escapa corriendo entre la gente.